Buenos Aires es una ciudad de contrastes y es en estos dos barrio porteños donde los notarás de forma sin igual. Por un lado tenemos al coqueto barrio de Retiro, lugar de oficinas, hoteles cinco estrellas, torres de cristal, rascacielos Art Decó y magníficas estaciones de ferrocarril.
Pero si caminamos unos pocos metros por detrás de las vías del tren nos toparemos con el Barrio 31, un asentamiento de emergencia que surgió en la década del 30, pero crecía a pasos agigantados desde los 70s y luego de la crisis económica del 2001. Esta villa de emergencia que se encuentra debajo de los pilotes de la autopista y sobre los terrenos del ferrocarril está siendo integrada poco a poco a la ciudad, mejorando su infraestructura básica y los servicios urbanos.
En el centro de la ciudad, al norte de Microcentro y al este de Barrio Norte.
Metro Línea C (San Martín y Retiro) y Línea E (Retiro y Catalinas)
Colectivos Lineas: 5, 6, 9, 20, 21, 22, 23, 26, 28, 33, 45, 50, 56, 61, 62, 70, 75, 91, 92, 100, 101, 106, 108, 126, 129, 130, 132, 143, 150, 194 y 195
Inaugurada en 1862 donde antes había existido una plaza de toros, este parque es el principal espacio verde del barrio de Retiro y un punto de referencia en toda la zona céntrica de la ciudad de Buenos Aires. Durante los meses de calor, su verde pasto es utilizado por los oficinistas para hacer mini picnics su hora de almuerzo. En sus laterales podemos ver dos de los edificios más distinguidos de la ciudad, como son el rascacielo Kavanagh o el Palacio Paz, ocupado por el Círculo Militar.
Esta plaza lleva su nombre del General José de San Martín, uno de los padres fundadores de la patria y una majestuosa estatua ecuestre los recuerda en su lado norte. Y en su lado sur se encuentra el Monumento a los caídos en Malvinas, un cenotafio erigido en honor a los caídos en la Guerra del atlántico sur.
Inaugurado en 1936, este impresionante rascacielo Art deco de 120 metros de altura fue en su momento el edificio de hormigón armado más alto de Sudamérica y es sin duda todavía uno de los edificios más bellos de todo Buenos Aires. Esta torre fue construida por la Familia Kavanagh, y según dice una leyenda popular, su historia está envuelta en un manto de humillación y venganza, algo que lo hace aún más interesante.
El el piso 14 de este edificio tiene el récord de ser el departamento más caro de toda Buenos Aires, posee dos terrazas con una vista en 360 grados de toda Buenos Aires. Según una encuesta realizada por el diario Clarín a 600 personas no especializadas en arquitectura, el Kavanagh fue elegido como el edificio más lindo de todo Buenos Aires.
Esta gigantesca torre de ladrillos ubicado enfrente de la plaza San Martín, fue construida por residentes británicos en la ciudad para conmemorar el centenario de la Revolución de Mayo. Casi todo el material para su construcción fue traído directamente desde Inglaterra. Aunque su nombre oficial fue cambiado durante la Guerra de las Malvinas a “Torre Monumental”, en la cultura popular todavía se la conoce por su nombre original, la de “Torre de los Ingleses”.
En la parte más alta de la torre se encuentran un conjunto de cuatro gigantescos relojes y un mirador, al cual se puede acceder por un moderno ascensor vidriado. La entrada cuesta unos $100 ARS y se puede visitar de lunes a viernes de 10.30 a 16.30 y los sábados, domingos y feriados de 9.30 a 18.30.
Este asentamiento es uno de las villas más antiguas y populosas de la ciudad. Su historia se remonta al año 1932, en plena crisis económica, cuando se instalaron en unos galpones del ferrocarril un grupo de inmigrantes Polacos e Italianos y poco a poco el barrio fue creciendo con viviendas precarias construidas con chapas. Ya en los años 40 el flujo inmigratorio europeos entró en su etapa final y paralelamente surgieron numerosas migraciones internas producto de las crisis que estaban sufriendo las economías regionales.
A pesar de los muchos proyectos para regularizar estas viviendas, ninguno llegó a realizarse y en los años ´70 ya había unas 16.000 personas asentadas en la Villa 31, número que llegó a duplicarse en los años posteriores. A partir de los años 90s la fisonomía del barrio comenzó a cambiar y ya no se ven casas de chapa sino estrechas construcciones de ladrillo que crecen en altura y en muchos casos alcanzan los tres y hasta cuatro pisos. Si bien en otra época tenía una reputación de ser un barrio “peligroso”, en los últimos años se está intentando urbanizar la villa, con la construcción de nuevas viviendas sociales y la apertura de calles, incluso está en proyecto construir una estación de subterránea en el corazón de la villa y convertir parte de la autopista que pasa sobre las casas en un parque elevado.