Con tan solo 2,5 metros de ancho y 13 metros de profundidad, esta casa tiene la particularidad de ser la más angosta de la ciudad. Una propiedad que esconde una particular y cautivante historia.
Son muchas las leyendas e historias que envuelven a esta curiosa vivienda porteña. Se cree que fue parte de una casa muchos más grande pero a partir de la segunda década del siglo XIX se fueron vendiendo los lotes y sub dividiéndolos hasta que quedo de este tamaño.
En los años donde supuestamente se construyó la casa, Buenos Aires no era ni por ser a la gran urbe que es hoy y su población también era muy distinta. En aquellos primeros años la cantidad de esclavos negros era realmente importante, se calcula que sobre 800000 habitantes de la ciudad en 1850, 110000 eran mulatos y unos 20000 negros de origen africano.
Una historia muy difundida por los guías turísticos dice que cuando se declaró la libertad de vientres y al abolir la esclavitud en la argentina en 1853, todos estos esclavos debieron buscar un lugar donde vivir, por lo que resultaba frecuente que sus antiguos amos les proporcionarán (o vendan) pequeños terrenos para que levantaran sus propias casas. Incluso una leyenda dice que fue el propio Urquiza, uno de los próceres de la argentina, quien le regalo esta casa a un exclamó liberto como gesto de buena voluntad hacia el.
Poco se sabe si la historia del esclavo es real, pero lo seguro es que en esta propiedad funcionó anticuario en 1960, quien aparentemente fue el propagador de la leyenda del esclavo liberto, para darle más encanto o mística a los objetos que allí se vendían.
En la actualidad la casa forma parte del complejo “El Zanjón” una suerte de museo privado que se compone de esta casa junto a otra propiedad vecina donde se encuentra una serie de túneles subterráneos de la época colonial conocidos como el “Zanjón de Granados”.
La casa puede visitarse sola o junto al complejo de túneles en una visita guiada. Dentro veremos distintos objetos históricos que datan de los primeros años de la fundación de Buenos Aires, junto a sus gruesas paredes de barro cocido y ladrillos.